Antes de entrar en materia económica es preciso entender el concepto de inteligencia, que ha ido evolucionando a lo largo de los años, entendemos por inteligencia como el resultado del análisis exhaustivo de la información disponible con el objetivo de tomar decisiones de la manera más acertada asumiendo los mínimos riesgos posibles que nos permitan alcanzar los objetivos propuestos tanto de una organización ya se pública o privada, como del propio Estado.
Al igual que el concepto de inteligencia ha experimentado una evolución, también lo ha hecho la inteligencia económica.
Antes de hablar sobre inteligencia económica seguro que nos resultan familiares términos como inteligencia artificial y Big Data. El primer término al que nos referimos hace referencia al conjunto de algoritmos que una vez integrados en un programa de computación permite realizar diversas operaciones correspondientes a la inteligencia humana, el otro término del que hablamos, Big Data, es la agrupación de todos los datos existentes y disponibles. Estas dos herramientas nos permiten obtener y filtrar la información, la cual supone la materia prima de la inteligencia, y por tanto podríamos decir que es el primer paso para poder llegar a esta inteligencia.
Inteligencia de los negocios o Business intelligence incluye introducir el procesamiento de información con que el obtener datos en materia de la propia empresa (proveedores, clientes, ventas etc.) con el fin de utilizar esos datos cuantitativos para la toma o aplicación de decisiones. Sin embargo, esto no resulta suficiente ya que limitaríamos el uso de las fuentes disponibles de la propia empresa es preciso abarcar no solo las fuentes tecnológicas o humanas incluso las fuentes abiertas, sino que es útil cualquier dato que obtengamos sea cual sea.
Encontramos otros tres conceptos con tendencia a aglutinarse entre ellos, estos conceptos son:
- Inteligencia competitiva: es la referente a la que utilizan las organizaciones que compiten entre sí. No es por tanto esta la única inteligencia que deben emplear las empresas, ya que no engloba las necesidades esenciales de cualquier empresa, pero si hablamos en términos de actividades competitivas entre unas empresas y otras.
- Inteligencia empresarial: Esta inteligencia abarca todo lo relacionado con la gestión y la administración de la empresa. Nos acerca a la realidad a la hora de tomar decisiones y concretar objetivos, pero incluso no termina de ser válida ya que la empresa no debe establecer estrategias únicamente solo por sus intereses, es necesario una mirada mucho más global.
- Inteligencia económica: A menudo asociamos a través de una pseudoimposición sin base real, esta inteligencia como la que produce el Estado para salvaguardar los intereses nacionales. Pero lo cierto es que el Estado necesita de las empresas para potenciar el desarrollo económico de la nación, al igual que los diversos servicios de inteligencia actúan en favor de muchas organizaciones que contribuyen a la riqueza del país. A partir de esta inteligencia económica podemos defender los intereses nacionales.
Por su parte las empresas, no solo basan sus estrategias en la competitividad o incluso en la realidad de la propia empresa, sino que necesitan una mirada global que incluya tendencias económicas, políticas, culturales, regionales. Por lo que una empresa dispone de esta inteligencia ya sea de Estado o propia, pero se hace necesaria en la ejecución de actividades.
Esta inteligencia, que ha evolucionado con el paso del tiempo ya que no se centra únicamente en el Estado, es necesaria en cualquier entidad que defienda los intereses económicos.
Parámo, Ana.
Fuente: Escuela de Inteligencia Económica y RRII de la UAM (La_SEI)
