Nos encontramos en la era digital, todos estamos conectados a una red en la cual subimos y almacenamos gran cantidad de datos, pero aun así nos preocupa nuestra privacidad, principalmente si de una empresa, o nuestra empresa, estamos hablando.
Uno de los problemas actuales que enfrentan muchas empresas, especialmente aquellas que han comenzado o ya han finalizado su proceso de digitalización, es la fuga de datos.
¿QUÉ Y CÓMO SE PRODUCE LA FUGA DE DATOS?
Es la pérdida de la confidencialidad de los datos, fruto de un incidente de seguridad que puede haberle ocurrido a una organización o un individuo. Es decir, hablamos de fuga de datos cuando una información considerada confidencial se pierde, si bien no necesariamente queda expuesta (aunque normalmente acabe siendo conocida por terceros no autorizados o hecha pública).
Una fuga de datos puede producirse de diversas formas, desde descuidos hasta ciberataques, por lo que se clasifican en dos tipos:
Internas: originadas por empleados o miembros de la organización y pueden producirse de forma inconsciente (pérdida de dispositivos o documentos, descuidos, falta de conocimiento o aplicación del protocolo de seguridad, etc.) o intencionales (por motivos de venganza, para obtener beneficios económicos, espionaje industrial, etc.).
Externas: Se trata en su gran mayoría de accesos no autorizados e ilícitos a la información que custodia la organización, con fin económico, principalmente.
Detrás de la fuga de datos puede haber tanto causas organizativas como causas técnicas. Las primeras hacen referencia a la falta de clasificación de la información, de políticas de seguridad claras y definidas, de falta de formación y conocimiento por parte de los empleados, etc.
Mientas que las segundas se refieren a la falta de medios técnicos para proteger y garantizar la confidencialidad de la información, quedando está expuesta a diferentes tipos de ciberataques.
¿CÓMO EVITAR LA FUGA DE DATOS?
Evitar la fuga de información pasa por crear e implementar medidas técnicas, organizativas y legales adecuadas y efectivas que garanticen la confidencialidad, integridad y disponibilidad de la información.
En ese sentido, es imprescindible crear una política o protocolo de seguridad de la información, que parte de un análisis de riesgos para valorar y evaluar las amenazas a las que se enfrenta la empresa y, a partir de las conclusiones extraídas, determinar qué medidas de seguridad es necesario implementar.
Además, es necesario que esa política o protocolo, incluya también cómo debe responderse y gestionarse la fuga de datos, para poder reaccionar lo más rápido posible y ponerle fin.