“No puedes comunicar bien lo que estás haciendo mal. Primero hay que hacer las cosas bien y luego contarlas, no al revés”. Lo dijo Luis Abril y define muy bien cómo se debe trabajar la comunicación dentro de las empresas, algo esencial para el buen funcionamiento.
Su correcta gestión repercutirá en la productividad y competitividad de la compañía,
convirtiéndose en
muchas ocasiones en la clave del éxito para conseguir las metas. Un camino que se trabaja en dos direcciones: comunicación interna y externa.
La comunicación interna
Es la dirigida al personal de ésta: directivos, personal de administración y servicios…, empleados en general. Fundamental para que el ambiente de trabajo sea efectivo y necesaria para motivar al equipo y sacar lo mejor de cada uno de ellos. Es necesario formarles, sensibilizarles con la empresa, así como retroalimentar sus esfuerzos. Las relaciones entre ellos y los directivos deben ser fluida.
Tienen que sentirse parte de la compañía y por eso la comunicación tiene que ser asertiva, proactiva, nunca unidireccional. Los trabajadores tienen que actuar, intervenir, opinar. Caer en que si se conviertan en meros sujetos pasivos puede ser el mayor de los errores. No creará lealtad.
Todo lo contrario ocurrirá si existe una buena comunicación interna, que creará fidelidad y sentido de pertenencia a la empresa.
Tener una buena intranet, así como realizar actividades fuera de la oficina puede fomentar el buen ambiente y mejorar así dicha comunicación.
La comunicación externa
Una vez alcanzada una buena comunicación corporativa, hemos definido quiénes somos y hacia dónde queremos ir, es momento de centrarnos en la comunicación externa.
Definida como el conjunto de acciones informativas que vamos a realizar dirigidas a agentes externos como clientes, socios y proveedores con el objetivo de mejorar nuestra imagen y captar o reforzar nuestras relaciones con ambos.
Para ello necesitamos elaborar un plan estratégico pensando en qué queremos conseguir y a través de qué canales lo llevaremos a cabo: notas de prensa, redes sociales, publicidad, web corporativa, blog, llamadas telefónicas…
Cuando lo tengamos, pasaremos a la acción.
Estamos en la era de la comunicación y es importante contar al mundo lo que hacemos, ya que lo que no se cuenta, no existe.